El rubí es una mineral oxido de la clase 4 que pertenece a la familia del corindón (Al2O3), junto al zafiro. Se llama rubí a los corindones rojos y zafiro a todos los demás colores, incluido el rosado. El rubí debe su color a los metales de hierro y cromo. Su nombre viene de ruber, que significa 'rojo' en latín.
Le corresponde la dureza 9 en la escala de Mohs. Su punto de fusión es 2000 °C y varía sólo unos grados dependiendo de la concentración de impurezas. El rubí tiene configuración cristalina trigonal formando a menudo cristales hexagonales. No se puede disolver en ácidos halogenuros pero si en ácido sulfúrico para formar con el cromo ácido crómico y con el óxido de aluminio un sulfato ácido de aluminio. También lo ataca el ácido perclórico, el fluorhídrico y el hexafluorosilícico. Es considerado una de las cuatro gemas preciosas junto al zafiro, la esmeralda y el diamante.
Sus usos no se restringen a joyería, en la que su valor depende de su color, tamaño, densidad y pureza. Se han utilizado profusamente en la fabricación de los relojes mecánicos, en los que sirven de soporte o buje de los ejes sometidos a rotaciones ya que su dureza resiste el desgaste por fricción.
Se obtiene de las minas bauxíticas por el método de lixiviación y flotación. También se encuentra en los ríos poco profundos de zona mesolítica. Actualmente la mayoria de rubíes fabrican artificialmente. Los naturales se encuentran en yacimientos de Birmana, Sri Lanka, India, Madagascar, Brasil, Colombia, China, Rusia y en menor cantidad en Sudáfrica, Australia, Groenlandia y Estados Unidos.
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